Yo no debía estar allí. ¡Ojalá no hubiese estado nunca allí! No me tocaba. Yo estaba en Londres por otro tipo de información, deportiva, pero muy distinta a la final que se iba a jugar, el 29 de mayo de 1985, en el estadio Heysel, de Bruselas, entre la Juventus de Turín y el Liverpool inglés. Yo tenía un vuelo ese lunes, 27 de mayo, hacia Barcelona para regresar a la redacción de ‘El País’, en Catalunya. Ahí era donde yo trabajaba entonces.