Heyda Amalia Escobar es uno de los ejemplos de que “la educación cambia vidas” y de que con muy pocos recursos -tan solo una plancha y una secadora inicialmente- se pueden cumplir los sueños. Natural de Urraco, un pueblo de Honduras, vivió una infancia complicada. La pobreza, la desigualdad social, la violencia y la migración son algunos de los aspectos que amenazan a este país centroamericano de 11 millones de habitantes. Sin embargo, ella pudo salir adelante gracias a la ayuda de la ONG Entreculturas y a la fundación “Fe y Alegría”, que destinan más de 22 millones de euros por todo el mundo para defender una educación global, de calidad y transformadora.