Tan metido está Paunovic en los partidos que da la sensación que le hace falta un mando para controlar cada movimiento de sus jugadores. “¡A por él!”, le instó a Colombatto en una acción en la que controló solo. “¡Es la última!”, vociferó en una contra justo antes del descanso, seguido de un cabreo mayúsculo por no intentar buscar el área rival. “¡Está Dani! ¡Está Dani!”, clamó apenas unos segundos antes del gol que abrió la lata en El Alcoraz. Por Dani se refería a Calvo, su central, y a esa incorporación que el Oviedo usó como arma secreta para dañar al Huesca. El resto de la jugada ya lo habrán visto: Centro de Hassan, toque de Calvo desde la azotea y definición sutil, de clase, de Cazorla a la red. Fue el 0-1, un golpe que se sumaba a una roja decisiva, y la confirmación definitiva de un Oviedo que avanza a zancadas hacia los objetivos más ambicioso. El 1-2 en Huesca presenta al candidato con todos los honores.