En el corazón del norte peninsular, Asturias permanece unida al resto de España por un hilo de asfalto que, paradójicamente, se ha convertido en su mayor símbolo de aislamiento: el peaje del Huerna. Una vía de comunicación imprescindible para el desarrollo económico, social y humano de la región, convertida injustamente en un obstáculo financiero que penaliza la movilidad, la competitividad empresarial y la igualdad de oportunidades de los asturianos. Este peaje, cuya concesión fue prorrogada en condiciones escandalosamente abusivas, es una losa que debe levantarse de inmediato, no solo por razones morales, sino también jurídicas y europeas. Ninguna montaña debería ser excusa para levantar un muro de pago entre los ciudadanos y su tierra.