Su propio boato, las efusivas e incontables ovaciones que recibió de los republicanos, el elogio desatado en los medios conservadores... La primera intervención ante el Congreso de Donald Trump en su segunda presidencia ha sido esta semana un ejercicio y una exhibición de triunfalismo y agresividad. No obstante, tras el halo de éxito de sus radicales seis primeras semanas, y pese a la promesa de que su remodelación del gobierno, de sistemas y alianzas no ha hecho "más que empezar", se detectan ya las primeras sombras que acechan al republicano.