España dio a Roma cuatro emperadores —Trajano, Adriano, Teodosio y Marco Aurelio—, y fue el único país europeo que, tras ser invadido por el islam, logró que sus herederos políticos, culturales y religiosos reconquistaran su territorio a lo largo de ocho siglos de resistencia. Defendió al mundo occidental en las murallas de Viena y en las aguas de Lepanto, marcando hitos decisivos en la historia de Europa. Solo por eso, nuestra historia ya sería única. Pero nuestra mayor obra no está escrita en Europa, sino en el alma mestiza de América: es la Hispanidad.