Eleen tiene siete años; Bashir, tres. Ambos niños nacieron en Gaza antes de la invasión de Israel y sus diagnósticos de cáncer llegaron en diferentes momentos. El de la mayor se produjo cuando todavía no había bombardeos, pero la guerra provocó que no recibiese tratamiento durante ocho meses mientras la enfermedad avanzaba. Del pequeño, pusieron nombre a lo que le pasaba cuando ya se había desencadenado todo: tenía un tumor en la cabeza que necesitaba una operación urgente y que podía durar tres días. Se encontraba en una zona crítica.