Hasta en el último día, de “una temporada casi perfecta”, como la definió Lewandowski, autor de 42 goles, el Barça de Flick estuvo a la altura de la identidad que le ha creado su ideólogo. Equipo atrevido y voraz (0-3 en San Mamés para silenciar al Athletic), que ataca sin descanso y vive lejos de su portería, sin importarle si es Ter Stegen, el titular que se lesionó, Szczesny, el jubilado a quien rescató de los greens de Marbella, o Iñaki Peña, el canterano a quien premió el técnico en Bilbao poniéndolo en el último once de la temporada.