“No os preocupéis, que no os va a atropellar. Buscará su camino”, tranquiliza el responsable de logística. Y, en efecto, el simpático y algo inquieto robot que alguien ha bautizado, pegatina mediante, como Mortadelo esquiva hábilmente a la comitiva de periodistas para situarse frente a un palé lleno de ejemplares de ‘El niño con el pijama de rayas’, justo el libro que en ese momento aparece en su pantalla.