No había muchas dudas al respecto, pero por si acaso el jefe se encargó de disiparlas pocos minutos después de ganar en El Alcoraz: “Nadie tiene permiso para celebrar”. Y aunque luego suavizó el mensaje, “es normal estar contento, hay que disfrutar con la familia ”, Veljko Paunovic tenía claro desde el primer instante que siguió al 1-2 de Huesca que ahora lo que toca es poner los pies en el suelo. Y ese guion, alegría contenida por un triunfo básico en los planes, pero conscientes de que aún quedan 4 finales, fue el que presidió el viaje de vuelta de la expedición del Real Oviedo en chárter privado desde el Aeropuerto de Huesca.