La plaza de Machu Picchu Pueblo, normalmente abarrotada de turistas de todo el mundo agrupados y expectantes por su turno para dirigirse hacia una de las Siete Nuevas Maravillas, lucía totalmente desierta durante el martes y la mañana del miércoles. Esta situación que solo encuentra comparación con los tiempos de aislamiento vividos durante la última pandemia, es la postal de la agitación social que vive este distrito cusqueño desde hace meses y que ha cobrado especial relevancia en los últimos días.