Diciembre del 2024. Un hombre llega a un velorio que se realizaba en Lambayeque anunciando ser el hijo del fallecido. Comienza a tomarse fotos y a saludar a los presentes. Nadie sabía su nombre, mucho menos de dónde había salido. “Mi suegro me había alertado antes de morir que algo así podía pasar porque le habían estado hablando sobre un supuesto hijo no reconocido. Cuando terminó el velorio volví a casa con mi esposa y a las 3 de la madrugada le llegó un mensaje al celular avisándole que sus abogados se contactarían con ella para ver los temas de la herencia. Lo había enviado el mismo hombre que nadie conocía”, cuenta a El Comercio una fuente anónima.