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Un culín japonés: el país de la sidra naciente, donde incluso empiezan a escanciar

No es fácil echar unas sidrinas en Japón. Bueno, quizá la situación sea mejor que la del Centro Asturiano de Santa Fe, Argentina, donde cada culete cuesta unos doce euros, debido a las tasas que imponen las autoridades a la importación de bebidas alcohólicas. Pero, aun cuando las restricciones son mínimas y los impuestos al alcohol son muy bajos en Japón, hacerse con una botella de sidra natural asturiana está sujeto a múltiples factores siempre cambiantes: los vaivenes del mercado, la escasez de manzana, la apreciación del euro, la carencia de un consumo masivo, y más recientemente, a la creciente producción sidrera japonesa.


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